El Valle de la Silicona
¡Movilización
general!
En la guerra por el control mundial de la telefonía y el comercio electrónico inalámbricos, todos los frentes están abiertos, la confusión es total y el móvil, el arma decisiva.
En la conflagración mundial que ha estallado entre operadoras y fabricantes de telefonía se utilizan armas celulares, con diseño seductor, equipadas con dispositivos sin manos, con funda de colorines y, las más sofisticadas, con micronavegadores web, así que los combates son encarnizados, aunque sin perder nunca el decoro.
De hecho, y dada la dificultad de meter otro tipo de contenidos en una pantalla tipo caja de cerillas, los nokias disparan ráfagas de voz y de datos, a una velocidad algo lenta, pero con gran movilidad. El daño colateral más molesto es el bombardeo de llamadas y mensajes de texto, que cae sin descanso sobre la población civil, sin respetar aulas, conciertos o ardorosas efusiones.
Los ciudadanos del planeta Tierra están siendo movilizados a marchas forzadas. Un tercio de los europeos empuñará un móvil en el 2004, según ha averiguado el servicio de inteligencia de Forrester. Los telecomunicólogos del cuartel general de Datamonitor estiman que en el año 2003 serán mil millones los usuarios de móvil alistados en todo el mundo.
Agitadores carismáticos, como Bezos, el cabecilla de Amazon e ideólogo del comercio electrónico, se pasan a la guerrilla del m-commerce, mientras recorre calles y plazas evangelizando a las masas para utilicen el móvil para acumular provisiones.
Ante el temor de lo que pueda pasar, la diplomacia de las grandes operadoras agrupa fuerzas. Una de las alianzas que concentra más potencia de fuego es la de America OnLine y Time Warner, a la que aportan su capacidad de navegación la primera y su munición en forma de contenidos la segunda.
La británica Vodafone Airtouch adquiere la alemana Manesmann, Deutsche Telekom fracasa en su intento de hacerse con Telecom Italia, otro tanto ocurre con la noruega Telenor y la sueca Telia y, para acabar de lial el panolama, las fuerzas niponas de DoCoMo, filial de la operadora NTT, acaban de desembarcar en Europa, conquistando por sorpresa una parte de la división móvil de la operadora KPN, novia frustrada de Telefónica. La lista es interminable y el mapa que refleja estos movimientos, inabarcable.
Como en toda guerra, la moral de la población es un factor clave para la victoria. La contrapropaganda intenta contrarrestar los rumores que el enemigo esparce en la retaguardia, como «del protocolo a la realidad, puede caerse el WAP» y otras consignas derrotistas. Tampoco faltan los desaprensivos: carroñeros del GSM despliegan roamings abusivos ¡incluso del 500%! sobre levas enteras de ejecutivos desplazados por el conflicto, que atestan estaciones y aeropuertos.
Los combates ya no se limitan a la telefonía inalámbrica, sino que se extienden progresivamente a todos los frentes: estándares, tarifa plana, adsl, rdsi, wap, umts, precios, ancho de banda, cable,
m-commerce...
La confusión es total y, en este momento, las fuerzas de las operadoras dominantes están defendiendo con uñas y dientes la cota del último kilómetro, considerado el último bastión del monopolio en la telefonía fija europea. El desmañado y lento avance de las fuerzas del cable propicia esta resistencia a soltar el bucle local, a la que contribuyen no poco los organismos mediadores internacionales, que amenazan pero no intervienen.
Los últimos despachos de agencia llegados a nuestra redacción confirman que algunos países del tercer mundo están blindando sus fronteras contra la previsible invasión. Quizá no sepan que el imperialismo del móvil y de Internet, sin ser perfecto, es uno de los pocos que molan. Lástima, eso sí, de las facturas.
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